El
sitio de Baler: los últimos de Filipinas.
Este fue el fin de aquel dicho, que decía que en el imperio
español no se pone el sol. Con todo, los soldados españoles volvieron a dar fe
de su probado valor.
Los heroes |
Descubiertas las filipinas por Magallanes, son finalmente
colonizadas por Legazpi en 1571, pertenecieron desde entonces bajo gobierno
español como una provincia más, eso hasta que en 1896 estalla la rebelión, como
siempre promovida por fuerzas extranjeras empeñadas en destruir el imperio
español.
El ejército filipino es en su mayor parte indígena, por lo
que las deserciones son mayoritarias y dejan en cuadro a los leales a España.
Aun así no marcha mal la guerra contra los sublevados, a
pesar de la negativa del gobierno español en facilitar refuerzos de la península.
Así están las cosas
hasta que EEUU fuerza la guerra contra España con la intención de apoderarse de
Cuba y Las Filipinas, para ello destruyen la flota española, muy inferior en
medios y patrocinan la rebelión filipina.
El 27 de junio de 1898, da comienzo la sublevación en la
zona que abarcaba la comandancia militar de Baler, en Luzón.
El retorno a casa |
La guarnición, en aquel momento, se reduce a un cabo y cuatro guardias civiles comandados
por D. Antonio López Irizarri, este solicita refuerzos que elevan la guarnición
en cincuenta hombres mas. Que se perderán en una emboscada. En vista de ello,
pasados unos meses, llegaban a Baler en vapor "Compañía de
Filipinas", el Capitán de Infantería Enrique de las Morenas y los
Tenientes Juan Alfonso Zayas y Saturnino Martín Cerezo, así como el Teniente
médico provisional, Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro, con una enfermería de
diez camas. Además se reintegraba a su destino el párroco del pueblo, Fray
Cándido Gómez Carreño, que había estado prisionero de los tagalos, y a los que
dijo le dejaran ir a convencer a los españoles que se rindiesen. El
destacamento constaba de 55 hombres pertenecientes al Batallón de Cazadores nº
2. Cuando se inician los combates, son tan numerosos los adversarios, que se
hace casi imposible el enfrentamiento. Ante esta situación, el capitán de las
Morenas, acuerda refugiarse con su tropa en la iglesia del pueblo, edificio de
más fuerte construcción, donde almacenaron víveres y municiones, y abrieron un
pozo, que al principio dio resultado. Es entonces cuando comienza el definitivo
Sitio, que significaba, que la
España colonizadora y misionera quedaba representada por
media compañía de infantería, constituida casualmente por individuos de casi
todas las regiones de España.
La iglesia de Baler |
Cae el capitán pronto y
Permanecen soportando hambre y combates los demás hasta el 14 de Enero del 99, momento en que un
parlamentario Español informa del tratado de paz.
El escrito decía: "Habiéndose firmado el
Tratado de Paz entre España y los EE.UU. y habiendo sido cedida la soberanía de
estas Islas a la última nación citada, se servirá Ud. evacuar la plaza,
trayéndose el armamento, municiones y las arcas del tesoro, ciñéndose a las
instrucciones verbales que de mi orden le dará el Capitán de Infantería D. Miguel
de Olmedo Calvo. Dios guarde a Ud. muchos años. Manila, 1 de febrero de 1899.
Diego de los Ríos".
Deciden los españoles
no dar crédito a la misiva y continúan la resistencia. Los intentos de asalto
de los filipinos eran intermitentes. El 30 de marzo de 1899 se produjo uno muy
fuerte con denso fuego de fusilería e incluso algunos disparos de cañón de
75mm. Que aunque no hacían mella en los gruesos muros de la iglesia resultaban
peligrosos cuando entraba un proyectil por un hueco de ventana.
Poblacion filipina |
La situación de los
sitiados es terrible a pesar de los esfuerzos del medico y el mando, para
aliviar la situación, prácticamente la totalidad de la guarnición esta enferma.
Un día los españoles
escucharon fuego de artillería lejano, lo que les hizo suponer que eran
refuerzos, en realidad era un barco americano que intentaba rescatarles, ya que
en aquel momento Filipinas había entrado en guerra con EEUU, pero el intento
fue abortado ya que los Tagales acabaron con el destacamento americano.
A partir de entonces,
los tagalos deciden atacar la iglesia diariamente para agotar a los sitiados.
Pero no era el ejército tagalo el que podría rendirlos, sino la falta de
alimentos. La hambruna era tan grande, que toda hierba, ratas, caracoles o
pájaros que estaban a su alcance, por repugnante que fueran, eran comidos por
aquellos valientes.
Tagales rebeldes |
A finales de mayo del
99, persistiendo los ataques, los filipinos llegan hasta las mismas paredes de
la iglesia, siendo rechazados en un cuerpo a cuerpo, dejando el enemigo 17
muertos y logrando algunos heridos regresar a sus posiciones.
Nuevamente se produce
otro intento por parte de las autoridades españolas para que desistan de la inútil
ya resistencia, pero Martín Cerezo, sigue sin creer que España abandone
Filipinas.
Rechazados los argumentos
del Teniente Coronel Aguilar, el jefe, perplejo y aburrido, hubo de retirarse
sin antes decirle al Teniente: "¡Pero hombre! ¿Qué tengo que hacer para
que Vd. me crea, espera que venga el General Ríos en persona?" A ello le
contestó el Teniente: "Si viniera, entonces sí que obedecería las
órdenes".
Sin embargo después de
leer la prensa que le había dejado el Teniente Coronel, Martín reúne a la tropa
y consulta la situación, la heroica tropa española le responde que harán lo que
él disponga y de esta manera honorablemente, dio fin tras 337 días de asedio el
"Sitio de Baler". Una vez arriada la bandera, el corneta tocó
atención y aquellos valientes se aprestaron a abandonar su reducto. Los
Tenientes Martín Cerezo y Vigil de Quiñones, enarbolando la Bandera Española ,
encabezaban una formación de soldados agotados, que de tres en fondo, y con
armas sobre el hombro, abandonaban el último solar español en el Pacífico,
desde marzo de 1521. Le hacían pasillo soldados filipinos en posición de
firmes, entre asombrados e incrédulos, sin intuir que aquellos soldados de
rayadillo, serían los precursores de los otros héroes del Alcázar de Toledo y
de Santa María de la Cabeza.
Asalto |
Tal fue el impacto de
esta resistencia a ultranza que el propio presidente filipino realizo el
siguiente decreto. "Habiéndose hecho acreedora a la admiración del mundo de
las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, la
constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres aislados y sin esperanza
de auxilio alguno, han defendido su bandera por espacio de un año, realizando
una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid
y de Pelayo; rindiendo culto a las virtudes militares e interpretando los
sentimientos del ejército de esta República, que bizarramente les ha combatido;
a propuesta de mi secretario de Guerra, y de acuerdo con mi Consejo de
Gobierno, vengo en disponer lo siguiente: Los individuos de que se componen las
expresadas fuerzas no serán considerados como prisioneros, sino por el
contrario, como amigos; y en su consecuencia, se les proveerá, por la Capitanía General ,
de los pases necesarios para que puedan regresar a su país".
De esta forma termino
una de las más increíbles epopeyas libradas por soldados españoles. Que pena
que sus descendientes seamos tan necios, que los mantengamos en el olvido, por
miedo a reavivar el noble sentimiento patriótico que esta, nuestra nación tiene
derecho a portar como ninguna otra.
Manuel Maqueda
Fuente Enrique de la Vega
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